Después de recargar energías y a medida que va cayendo la tarde, los adoquines se van pintando con los colores del atardecer. No recorrerás camino más esplendido. Ese “azul de adoquines”, como dice la canción, va transformando el sendero en un caleidoscopio de tonos naranjas y amarillos.
Si decides bajar por la calle Norzagaray, transitarás por una de las vías más concurridas de la ciudad y con una de las vistas más espectaculares: tendrás al Océano Atlántico acompañando tus pasos. Escuchando el sonido de las olas mezcladas con una comunidad viva, repleta de locales y turistas.
Pasarás justo al lado de la comunidad La Perla, histórica vecindad a las orillas del Atlántico y como su nombre, una joya de la historia y la cultura. Repleta de gente que lucha por echar a su comunidad hacia adelante. Recientemente, conoció la fama internacional gracias a una popular canción. La Perla es sin duda, una de las comunidades más famosas de nuestra isla.
Al final de la Norzagaray, cruzas la calle de San Francisco y llegarás a la Plaza Colón, que le sirve de antesala al histórico Teatro Tapia. La Plaza Colón es una de las más importantes del Viejo San Juan porque, aunque en este recorrido llegamos a ellas casi al final; para los residentes y visitantes les sirve como bienvenida al centro histórico. Conocida hace muchos años como la Plaza Santiago, la Plaza Colón ha vivido algunos cambios a lo largo del tiempo, desde su forma y arquitectura, nombre y las estatuas que la adornan.
Un dato que, aunque no es secreto, no es popularmente conocido, es que en una esquina de la Plaza Colón se encuentra la placa que marca el simbólico kilómetro 0 de las carreteras de Puerto Rico. Esta placa se encuentra cerca del Casino de Puerto Rico y lo que en la antigüedad ubicaba la Puerta de Santiago, una de las antiguas puertas que servía de entrada a la amurallada ciudad de San Juan. Es usual encontrar artesanos allí, adornando las esquinas de la plaza con su arte, músicos, cantantes y bailarines exponiendo la cultura. También, encontrarás quioscos de comida, bebidas y ¡hasta de cocos fríos!
Frente a la plaza, en la calle Fortaleza, se alza majestuoso el Teatro Tapia, nombrado en honor al escritor puertorriqueño Alejandro Tapia y Rivera, es uno de los teatros más antiguos en toda América todavía en funcionamiento, con una fachada arquitectónica neoclásica. Su construcción comenzó en el 1824 y se extendió hasta el 1832, cuando fue finalizado e inaugurado. El Tapia, como se le conoce en Puerto Rico, ha sido el hogar de innumerables presentaciones teatrales y musicales a lo largo de sus años.
Siguiendo nuestro camino, subimos por la calle Fortaleza y encontraremos un sinfín de comercios, cafés, restaurantes y tiendas de artesanía que nos robarán la vista. Los colores llamativos y vivos de las casas y los comercios nos hacen querer entrar a todos y cada uno de ellos. Al final de la calle Fortaleza, encontraremos un restaurante famoso por disputarse el origen de nuestra piña colada. Esta, es una parada obligatoria porque no hay excusas para decirle que no a una piña colada en Viejo San Juan, o en cualquier otro lugar. Al final, en la intersección de la calle Fortaleza con la calle del Cristo, a la izquierda se encuentra la delicada y hermosa capilla del Cristo.
Comments